No perdamos la elegancia

Playa del Carmen, bar en la playa con música en vivo, escucho y juego con la arena... Se me acerca un hombre, Israeli, 30 y tantos y me convida una copa de vino y la degustación de la cena de la noche: el dueño.
Que lindo gesto pienso mientras pruebo la comida... nos sentamos frente al mar, velas en la mesa, un escenario prometedor.
Me pongo el equipo al hombre y charlo sobre el viaje, el lugar bla bla...
Entre su escaso español y terrible ingles logro interpretar algunas respuestas y río je je cuando no entiendo nada.
Me invita a quedarme delcalza ya que la arena esta fría y la sensación es super confortable. Su casa queda detrás del restaurant y sin saber todavía su nombre me dice: Tu quedar Conmigo. Ok.. juguemos a hablar con Tarzán. Río y me hago la desentendida completamente. El calla. Descalzo frota sus pies en mis piernas, serán unos mimos pienso?! Esto se parece mas a un peeling que a otra cosa... Je je, me corro.
Frente a la poca dinámica de la conversación hago el estúpido comentario de que el aguacate es bueno para el pelo porque es aceitoso y nutritivo. El es pelado.
Respuesta: No lo se, y se ríe, yo no tengo pelo en acá ( se toca la cabeza), pero un montón acá ( se agarra el bulto) ...
Ah... pienso instantáneamente en salir corriendo al mar y ahogarme como Alfonsina Storni.
Que forma de seducir a una mujer es esta? Donde quedó la elegancia? A mi sola me tocan estos locos?..
Je je .. río nuevamente para no llorar desesperada por no entender después de tantas historias el lenguaje masculino.