No esperar

Cuando uno viaja el mundo se presenta como un laberinto de incertidumbres cotidianas que lo enfrentan a uno a lidiar con toda su esencia. Cada decisión presenta un sin fin de posibilidades que la realidad de acertar en lo conveniente se esconde en el mas lejano alcance para provocar la dicotomía de enfrentarse ante cualquier error de cálculo. Y esta adrenalina de ruleta rusa constante te exige estar despierto ante la posibilidad del cambio y acceder a los virajes del camino y dejarse llevar por lo que se presenta. Y el tablero de ajedrez se sacude cuando ante lo que uno sentenciaba incorrecto se vuelve naturalemente un acierto indiscutible, queda uno estupefacto y confundido sobre los juicios que anticipaba incrédulo y hay que revisar desde cero todo el sistema de creencias que hacen de uno lo que ¨es¨ ? ...
Y me enfrente a diario debatiando sin cesar con Yo, Migo, y mi Otro Yo, con los ojos de los que proyectan en mí esa felicidad de viajar, con la ilusión de los que esperan mi regreso, con la presencia que exigen mis acompañantes, con las fantasías que genero a priori y se desvancen a posteriori, con mis infinitas incognitas de ahondar en cada detalle y especular con algo mas, que resulta un egoísmo de mi ser no aceptarlo como se presenta , esa curiosidad insatisfecha de una búsqueda casi algebraica por alcanzar la felicidad en cada instante, cuando ésta se presenta disfrazada de los mas elocuentes sucesos, casi siempre, inesperados.